¿De qué sufrimos?

 

La primera consulta regularmente se ejecuta cuando una persona ya evaluó su situación y algo no marcha del todo bien en su vida. Regularmente se llega con un psicólogo, psicoanalista o psiquiatra cuando ya se intentó algún tipo de remedio.  Ahora bien, ¿una persona debe tener una característica o motivo específico para consultar o solicitar una primera consulta? No, no precisamente. Como menciona Marie-Hélène Brousse (2015) se sufre:

"De ser amado o de no serlo, de estar solo o de no estarlo, de hablar o de callarse, de la repetición o de la novedad, de saber o de ignorar, de tener o de perder, de estar lleno o de estar vacío. En fin, todo, absolutamente todo puede hacer sufrir: lo demasiado, lo insuficiente, la nada, lo justo (p. 2).

        Por lo tanto, los motivos de consulta son tan diversos como personas hay en el mundo. Entonces, es importante destacar que una primera consulta no es igual a otra. No hay algo preestablecido. En mi experiencia clínica, los primeros encuentros que he tenido con los consultantes son bastante diversos, así como los encuentros subsecuentes.

      

(...) el psicoanálisis propone que cada uno tiene sus ritmos. Cada uno tiene sus formas, sus malestares. Y una consulta con un psicoanalista sería precisamente ese espacio para apalabrar —de la manera que se pueda— esos malestares. 

  Ahora bien, si alguna invitación “general” existe en una consulta con un psicoanalista, es la invitación a que el consultante hable. Eso, por sí mismo ya es bastante diverso, y a veces no tan sencillo. A veces toca decir lo que uno tiene en mente, por más bochornoso que sea. Por ejemplo, algunos pacientes sienten que tienen que decir algo, o hablar de cierto tema, pero no saben cómo decirlo. En otros casos hay tanto por decir que no saben por dónde empezar.

Sin embargo, el psicoanálisis propone que cada uno tiene sus ritmos. Cada uno tiene sus formas, sus malestares. Y una consulta con un psicoanalista sería precisamente ese espacio para apalabrar — de la manera que se pueda— esos malestares. También, para guardar silencio, si eso se desea.

Para finalizar, me gustaría añadir que una primera consulta, en tanto que es parte de las “entrevistas preliminares” (Sinatra, 2004) también es un momento para hacer preguntas, con el fin de situar el panorama para el consultante y el analista. Fundamentalmente, que el consultante se escuche en eso que dice. A través de ese consentimiento a la palabra, situar el panorama y ver qué surge.


Mario Ruiz


 

Referencias

Brousse, M. (2015). ¿De qué sufrimos?, Virtualia, 2(5).

Sinatra, E. (2004). Las entrevistas preliminares y la entrada en análisis. Grama.